miércoles, 7 de octubre de 2009

BELINDA Y LA HORMIGONERA



(Basada en hechos reales)

Sucedió en un pueblo cercano a la capital de España,hacia la mitad del
siglo xx.Su economía era la agricultura, la ganadería,y muy especialmente,
el cultivo de las hortalizas,por ser zona de grandes acuíferos. Por tanto,era
el hábitat perfecto para todo ser viviente. Allí, cerca de una ermita,la de san
Nicasio,en unas colonias de hormigas. Habitaba la protagonista de este
relato.Era Belinda,que a pesar de su corta edad, ya acarreaba el grano
          para la época invernal.
          Cierto día oyó hablar a unos vecinos.
          ¿Sabes Paco que dicen que llega la revolución industrial?.
          ¿Y eso que es Cecilio?
          No lo se, pero la gente de los pueblos, se viene a trabajar a las ciudades.
          ¿Y en que puede afectarnos a este pueblo, si es muy pequeñito? Dijo Paco,
          no cayendo en la cuenta que estaba cercano a una gran ciudad,donde se 
estaba produciendo el trabajo.
Cierto día ,nuestra protagonista salió con su hermano en busca del acarreo
y distraídos se perdieron. A Goyo, que asi se llamaba el hermano de Belinda
se le cayó  el grano y al levantarlo de suelo, se quedó boquiabierto, había visto
algo inusual en aquellos campos.
! Jopé hermanita, que figuras hay en la tierra, esto parece una autopista.
Si, dijo ella que emocionante ¿qué será esto?.
No lo se dijo Goyo y siguieron su camino sin darle importancia.
Al día siguiente, nuestra amiguita curiosona por saber que era aquello que
habían visto, se quedó rezagada para investigar, y siguiendo el rastro de la 
huella, llegó a un lugar bastante raro, con unos enormes hoyos y montones
de piedras muy raras de color rojizo.Se agazapó entre unos matojos y,
después de escuchar un gran ruído, oyó decir a un humano_: Jefe, ¿dónde 
aparco la hormigonera?. A Belinda le dió un vuelco el corazón, ¿qué sería
eso de la hormigonera? pensó... ¿sería algo para hacerlas a ellas más 
llevadero el trabajo con los granos?.
Se fue jubilosa, y pensó no decir a nadie lo que había visto; ese secreto
sería de ella y de nadie más. Pero...,ya en la colonia, se había empezado a notar
algo raro. Especies autóctonas estaban emigrando y nadie se explicaba el por
que. Pasaron algunos días y Belinda, salió como de costumbre a su trabajo
diario. Iba pensando en la hormigonera y tarareando una cancioncilla¨tachín,
tachín, tachán al garbancito no piseis¨caminando abstraída con aquellos pensa
mientos. Se extravió de sus compañeras teniendo que hacer noche entre unas unas mullidas y olorosas  matitas de pasto.
Cuando se hizo de día y regresó a la colonia, lo que encontró fue desolador.
Una gran mole negra había arado sus cráteres, habiendo perecido bajo ella
todos sus habitantes y por supuesto, la familia de nuestra amiguita, que lloró,
y lloró, hasta quedar dormida en aquella mole negruzca y dura.
A la mañana siguiente al despertarse....
¿Y si pido ayuda a la hormigonera? pensó. Porque ese nombre, me suena a
algo bueno para nuestra raza ,quizá sea para ayudarnos en el acarreo de las
semillas, o algo por el estilo.
Pero, no. Nuestra amiga iba perdiendo la esperanza y fue cambiando de lugar
en lugar, en los que aparecía la hormigonera y terminaba sucediendo la misma
catástrofe: cráteres derruídos y familias desaparecidas  en los campos de 
Zarzaquemada, Leganés Norte, etc, etc. Y fue allí donde un día, apostada entre
unos arbustos observó como una hormigonera esparcía el hormigón dejando
bajo él sus pequeños agujeros, pereciendo millares de familias.
Ahora, había comprendido Belinda  para lo que servía aquel cacharro que
ella creía mágico. ¿Mágico?. Malvado y exterminador causante de todas sus 
desgracias y de las de sus congéneres. Ya no tenía dudas ella era la culpable.
Siempre que la veía  desaparecía su casa.
Extenuada por la tristeza y arrastrando su inanimado cuerpo se dispuso a
buscar otro lugar de tierra  blanda, cuando a  la sombra de un pino oyó
decir: Paco, ayer vi en la tele que en el arroyo Culebro harán muchas
torres altas.
Eso no es nada Cecilio, contestó Paco, que yo he oído decir: Que habrá un 
montón de chalets al lado de la Solagua.
Y con el atillo a cuestas, se oyó a Belinda indignada gritando a los cuatro vientos
¿Dónde me marcho yo ahora ?¿Tendré que emigrar a Australia.?

Fin


Autora: ( Bruma )


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